domingo, 27 de noviembre de 2011

¿QUÉ ES EL TAROT?

Quiero saludar en este fin de año a todos aquellos que, como yo, buscan en el Tarot respuesta a sus interrogantes, soluciones a sus problemas y dudas, perspectiva en los momentos difíciles, ideas creativas para sus proyectos, el camino y la guía para sus pasos.



Celebremos el disponer de esta maravillosa herramienta-portal que nos ayuda a comprendernos como seres humanos integrales, a desarrollar nuestro máximo potencial, a conectar con la intuición, a sanar y sanarnos. Agradezco a los maestros que me han iniciado en este camino espiritual, a los que han confiado en mí como tarotista a lo largo todos estos años y también a los alumnos que se han formado en mi taller.



El enfoque terapéutico del Tarot utiliza las cartas como guías de autoconocimiento y diagnóstico, pero también como estímulos para nuestro subconsciente en la consecución de los cambios evolutivos que contrarresten modelos negativos de conducta y creencias limitantes.

El Tarot, con su lenguaje simbólico, nos muestra lo que debemos reconocer y quizá resolver. Nos permite identificar aquello que nos bloquea y nos señala opciones.

Es también una herramienta muy útil en tiempos de grandes transformaciones internas o externas, resignifica las situaciones de nuestra vida convirtiéndolas en oportunidades de sanación y expansión.


Por eso estas fechas son ideales para buscar orientación, para hacer una consulta de Tarot y empezar con energía renovada el próximo año. Seguro que es un buen momento para aprender sobre los poderes sanadores de la adivinación y la profecía, es tiempo de abrirse a otras sensibilidades, a nuevos mensajes.



Pueden estar seguros de que encontrarán guía y apoyo en mí para ese cambio que están buscando.

Si quieren saber más sobre cómo trabajo con el Tarot y la Astrología cliqueen aqui: http://tarotlecturas.blogspot.com/

A los que ya estén planificando inscribirse en los cursos de Tarot Terapéutico escriban a tallerladiosa@gmail.com y recibirán información al respecto.

Comparto este artículo con todos ustedes deseándoles desde ya un feliz y próspero 2012.



¿QUÉ ES EL TAROT?



La manera más simple de responder a esta pregunta es dando una descripción: el Tarot es una baraja compuesta por 78 cartas, también llamadas Arcanos, de las cuales 22 se llaman Arcanos Mayores y 56 Arcanos Menores.

Los Arcanos Mayores son figuras de alto valor simbólico, expresiones de las fuerzas que están operando a nivel Macrocósmico, permeando simultáneamente el Universo, el sistema solar, nuestro planeta, la sociedad, el ser humano y cada partícula de la Existencia.



Los Arcanos Menores poseen diseños más simples y tienen menor carga simbólica en la mayoría de las barajas. Representan fuerzas que actúan en el Microcosmos, esto es, en la vida cotidiana del ser humano. Los Arcanos Menores están divididos en 4 series: bastos, copas, espadas y oros. Cada una de estas series posee 14 cartas de las cuales cuatro son las figuras de la Corte, llamadas Rey, Reina, Príncipe y Princesa. Las restantes 10 cartas de cada serie están numeradas desde el As hasta el Diez.


¿Qué es el Tarot? Muchas respuestas han sido dadas:

- Es un arte de adivinación
- Es una ilustración de las Fuerzas de la Naturaleza
- Es un instrumento de autoconocimiento
- Es un compendio de conocimientos esotéricos
- Es un legado de otras civilizaciones
- Es un camino de crecimiento espiritual
- Es la expresión simbólica de la psique
- Es la representación del Árbol de la Vida



Todas estas respuestas son ciertas, unas y otras se complementan aunque todas ellas limitan la respuesta que estamos buscando y que parece abarcar todas las respuestas anteriores y probablemente muchas más.

Para aproximarse del mejor modo es bueno abrise al mundo de los símbolos, a través de ellos encontraremos toda una serie de paralelismos entre las cartas e ideas fundamentales, mitos y leyendas de las culturas antiguas, tal como la India de los Vedas, el Egipto de los Faraones, la Cábala hebráica, el Taoísmo chino y también el budismo.



Retomando la pregunta, podríamos afirmar que el Tarot es la expresión simbólica de Arquetipos Universales que están presentes en el inconciente colectivo, y que aparecen de una forma u otra, cuando los hombres y mujeres especialmente intuitivos consiguen captarlos.

La elaboración conceptual y plástica de estas imágenes universales brinda al ser humano un vehículo que le permite orientarse mejor en el viaje de autoconocimiento o de retorno a la esencia divina de cada uno de nosotros.

Podríamos decir que el Tarot tiene dos lados: uno inmortal, sin principio ni fin, esencial, arquetípico que podemos llamar lado interno y otro externo que son las formas particulares que adopta, dependiendo de las circunstancias históricas y del uso que les demos.

En un momento tan fuerte de crisis planetaria, en el que hasta la continuidad de la vida está amenazada por el delirio de poder de unos pocos, es que se hace absolutamente necesario que la humanidad se torne más conciente, silenciosa y meditativa. Maestros encarnados y vivos están trabajando intensamente para que la humanidad no se pierda en su camino de evolución y para que el planeta Tierra continúe siendo una gota de vida, casi un milagro maravilloso en la Inmensidad. Es en este sentido que debemos entender la profusión de barajas y otros medios de autoconocimiento.




¿Qué es el Tarot terapéutico?

Además de tratarse de un oráculo antiguo que se utiliza mayormente con fines predictivos, el Tarot es un camino de evolución de la conciencia simbolizado por los 22 Arcanos Mayores. Las situaciones que plantean los Arcanos Mayores son estados de conciencia, circunstancias de la vida humana, distintas fases del alma en su desarrollo a través de fases cósmicas y evolutivas. En cuanto a los Arcanos Menores, éstos retratan acontecimientos en el microcosmos, el pequeño mundo en el que vivimos diariamente.



Aunque estos acontecimientos incluyen fenómenos pasajeros tales como pensamientos, emociones y sensaciones corporales, no son menos importantes a nuestras personalidades de lo que es el pasaje cósmico para nuestras almas. De hecho, ellos son la esencia del mundo tangible que compartimos.

En el plano físico, la alquimia hace intentos para cambiar metales bajos en oro, pero como el psicólogo Carl Jung ha mostrado, la búsqueda esotérica de los alquimistas era una transformación del ser. Es justamente lo que el Tarot promete.


Los Arcanos -arcano significa secretos profundos y en su raíz latina, la palabra significaba arca, una caja para almacenar- salvaguardan los secretos de la sabiduría y, si son usados adecuadamente, producen sanación. Ello requiere, sin embargo, trabajo. El remedio que ellos nos ofrecen no es tan fácil como tragar una pastilla, sino un proceso de autodescubrimiento. A fin de comprender el valor de los secretos, necesitamos suprimir la incredulidad y abrir nuestra imaginación a imágenes de ensoñación. Cuando se usa adecuadamente, el Tarot se convierte en una disciplina espiritual.




Una lección similar se enseñaba en las escuelas de iniciación en cada civilización primitiva. Desde los druidas a los sacerdotes egipcios, desde los mayas al chamanismo ártico, esta enseñanza era proporcionada por ciertos miembros de la comunidad para ayudarlos a comprender el propósito de la vida humana en el planeta y a vivir armoniosamente como partícipes de la evolución individual y colectiva. No sabemos a cuánto tiempo atrás se remonta esta enseñanza. Una tradición oral no deja huellas tan fáciles de encontrar o de interpretar como un jeroglífico. Buscando preservar sus enseñanzas para la posteridad, estos "sabios" prehistóricos expresaron su sabiduría en forma pictórica. Algunas de estas imágenes ha sobrevivido a través de los milenios como "doctrina secreta". El Tarot tradicionalmente surge de esta fuente; de esta manera los Arcanos Mayores contienen las semillas de un conocimiento antiguo y sofisticado de las leyes cósmicas y del culto a la Diosa. Durante los últimos milenios, el patriarcado ha suprimido este conocimiento, a veces con una violencia terrible.

En el Tarot, los Arcanos han tomado varias formas gráficas. En el popular naipe Waite, por ejemplo, se les da a las imágenes traje y decoración medioeval. A la Gran Sacerdotisa se la muestra como una Madre Superiora. En contraste, Aleister Crowley ambienta su Tarot principalmente en el antiguo Egipto donde él cree está la fuente de todos los Arcanos.




En este naipe la Gran Sacerdotisa es representada por la Diosa Isis. Envuelta en un gran manto y un velo, eleva sus brazos, orando o canalizando energía. Esta es una representación mucho más enraizada. Muestra que los Arcanos contienen la semilla de una tradición de misterio sagrado establecida por miles de años y a la cual podríamos tener acceso nuevamente a través de varias escuelas esotéricas activas hoy día.



La iniciación en los Misterios de Isis es particularmente apropiada como entrada en el Tarot ya que los misterios se remontan a la historia egipcia pre-dinástica que se revitaliza en el período Helénico 3000 años más tarde. Durdin Robertson expresa que el culto de Isis en esa época se difundió en todo el Mediterráneo tanto como "Culto de Estado" (con ceremonias populares o masivas) o "culto misterioso" privado. Isis se convirtió en Diosa líder, sintetizando las características de varias Diosas antiguas en forma "purificada" o refinada -un modelo para la posterior Virgen María. Los Misterios de Isis fueron el prototipo de los posteriores Misterios Eleusianos y para los ritos de iniciación en Corinto, Pompeya, Roma e incluso Irlanda. En las figuras del Tarot Madrepaz, por ejemplo, se retrocede aún más a la era pre-patriarcal para ilustrar las raíces de estas enseñanzas. Mientras existió un grupo centrado en la Madre, la comunidad entera era capaz de experimentar los misterios de la iniciación. Ceremonias regulares de estaciones y celebraciones rituales permitían alivio de tensiones y sanación de energías cósmicas experimentada como la presencia divina de la Gran Madre de Todo.




En este contexto, la Sacerdotisa del Tarot Madrepaz no significa una mujer particular, sino que representa el poder de "lo femenino cósmico" como encarnado en el grupo femenino. La mujer Zulú en la imagen de la Madrepaz es literalmente el "pecho" o la "matriz" en la cual se contienen los secretos. Su cuerpo mismo sostiene el poder latente de la "Kundalini durmiente". Cuando las mujeres de la tribu despertaban esta fuerza a través de la danza u otro tipo de culto, la comunidad entera era sanada.


Los Arcanos Mayores intentan ilustrar las leyes básicas universales que estructuran el mundo natural. En sus significados metafísicos o cósmicos son a veces interpretados como fases de la vida o evolución, otras, como etapas en un camino espiritual. Numerados en secuencias del 0 (El Loco) al XXI (El Mundo) ellos forman un ciclo que representa la creación de la vida, su crecimiento y desarrollo en la tierra y el alma humana alcanzando el conocimiento conciente de sí misma, seguido por un retorno a la unión con su fuente original.



Tal como la creación de un mito, ellos funcionan para desarrollar un cuadro coherente de los comienzos de la vida y que el historiador de la religión Mircea Eliade llama el "Mito del eterno retorno". La terapeuta junguiana Marie Louise von Franz cree que la "creación es un despertar hacia la conciencia" y en que "cuando un ser humano se ha desarraigado y dividido, el primer paso hacia la sanación es el surgimiento en la psiquis de algún tipo de sueño creativo o metáfora". Ella informa que siempre que los isleños de Fiji están "amenazados por disociaciones, pánico y desorden social tratan de restablecer la creación y la totalidad del cosmos volviendo a narrar el Mito de la Creación". La actual revitalización del Tarot hoy en día no parece accidental, sino más bien una necesidad de contactar con esa tan necesaria metáfora de la creación y de una posibilidad de vida futura.



En los símbolos de los Arcanos están representados conceptos junguianos tales como sombra, inconsciente colectivo, ánima (mujer interna) ánimus (hombre interno), máscara, ego-conciencia, self. El camino de individuación que plantea Jung y que consiste en integrar nuestros aspectos oscuros (la sombra), trascender el ego, unirnos a nuestro opuesto (la mujer/el hombre interno según el sexo de cada uno) y finalmente contactar con nuestra naturaleza más profunda (el self) para sentirnos plenos e integrados, está delineado en el camino del Tarot, que con su sabiduría y enseñanza nos da las pautas para alcanzar ese estado de plenitud. De esta forma las interpretaciones se vuelven más profundas.

Casi cualquier situación puede ser ilustrada desde los arquetipos de personajes y situaciones que nos brindan las cartas del tarot. Porque el Tarot, con su lenguaje de imágenes y poesía, es el espejo del alma y nos permite contarle la historia de su vida al consultante y así iluminarlo.


El Tarot enfocado desde el punto de vista terapéutico aporta mucha riqueza a quienes lo estudian o consultan. El hecho de hacerse responsable de la propia vida se vuelve ineludible en el proceso de individuación. Ya no se trata de dar un simple vaticinio sobre los posibles acontecimientos externos de la vida del consultante. El énfasis está puesto en que cada uno debe hacerse cargo de su propio interior si es que quieren modificar el exterior, dejar de victimizarse proyectando en el entorno su propia oscuridad, buscando en el afuera al “salvador” al “héroe” de su película. Se trata de volver a empoderarse.

La Rueda de la Fortuna y el significado esotérico de la palabra TAROT



El arcano X del Tarot Rider llamado La rueda de la fortuna, usualmente simboliza que se aproxima el fin de los problemas y el comienzo de una buena etapa, fortuna, buena suerte, éxito, expansión y felicidad. Si nos hallamos en excelentes circunstancias, esta carta nos indica que nuestra suerte cambiará y que se cumplirá un karma, sobre todo si en siguientes tiradas a los largo de cierto tiempo continúa saliendo.

Vayamos ahora al análisis de los componentes de este arcano bastante misterioso, y sus significados esotéricos.

Si examinamos la carta podremos ver a partir de diferentes puntos de observación lo siguiente: la palabra TORÁ (La Torá es el libro de la Ley en la Cábala) escrita en la rueda si la leemos de izquierda a derecha. La Torá nos habla de ley, y la ley que se cumple con esta carta es una ley del karma, esta carta representa popularmente lo que se llama destino. pero en sentido inverso ROTA (del latín, rueda), también ORAT (del latín: declara, habla, expresa) y ATOR* (ATHOR), Diosa egipcia de la naturaleza. ROTA alude a la rueda, a la rotación que origina todos los cambios de la Vida en el Cosmos y en nosotros mismos. Pero si agregamos la quinta letra T, podemos leer TAROT.



ROTA: La rueda
TARO(T): Del tarot
ORAT: Declara, habla, expresa
TORA: La Ley (La Torá es el libro de la Ley en la Cábala)
ATOR* (ATHOR): Diosa egipcia de la naturaleza

(*) Esta es la única palabra no latina. Es una latinización del nombre egipcio Athor (o Hathor). La diosa Athor, era la divinidad de la naturaleza representada como una vaca que pasea por bosques de papiros y de plantas acuáticas o con cuerpo humano y cabeza de vaca. Era la diosa encargada de alimentar al faraón y, de forma ideal, a todo el género humano.

Es decir: "La Rueda del Tarot expresa la ley de la naturaleza"

Con estas cuatro palabras y podríamos leer una frase como: ROTA TARO ORAT TORA ATOR, esto es: "La Rueda del Tarot expresa la ley de Athor o Madre Naturaleza". Aquí ROTA(Latín) es: Rueda; TARO, es Tarot ; ORAT (Latín): habla, expresa ; TORA (Hebreo): Ley ; ATOR (egipcio): Venus egipcia o Madre Naturaleza. También podría ponerse en vez de ROTA, el vocablo TROA (Hebreo): Puerta.

La Rueda de la Fortuna es símbolo de cambio cíclico, de evolución (ley de la naturaleza por excelencia). Nos habla del flujo y reflujo de la existencia humana. Nos recuerda que todo cambia de forma permanente. Como dijera el Buda Sakyamuni, "Lo único permanente es el cambio". Nada está detenido o estático. Todo cambia cada segundo, como el planeta mismo que gira y gira sin que nos percatemos de ello pues, en la mayoría de los casos, el cambio no es perceptible a nuestros sentidos físicos. Nuestro cuerpo, nuestra vida y sus circunstancias están cambiando, reajustándose y renovándose constantemente. Ese es un centro de atención del Tarot: ver los cambios, indagar acerca de las características e implicaciones de cada ciclo. Ello nos permite tomar consciencia de nosotros mismos, de nuestras responsabilidades como entes auto-transformadores.

La Nueva Era en su apertura para difundir el conocimiento, tiene en el Tarot un modelo de orientación y apoyo de valor incluso terapéutico a través del autoconocimiento. Allí se inclina al uso introspectivo más que al adivinatorio, facilitando el auto-reconocimiento. Los arcanos, al reflejar los "arquetipos universales", nos transmiten información sobre nosotros mismos. Hoy por hoy, más allá de la predicción, el Tarot es un medio de orientación, introspección y autoconocimiento. No negamos su importancia en el campo de la adivinación, pero más allá del oráculo a muchos estudiosos y terapeutas nos mueve el interés por develar aquello que está oculto en el inconsciente humano y el Tarot allí juega un papel insuperable: Los arcanos del Tarot nos ayudan a identificar los arquetipos con los cuales la persona, llamémosla paciente o cliente, se ve representada cual si se reflejara en un espejo, a la par que le brinda los más sabios consejos o advertencias para guiar sus decisiones y sus actitudes en la búsqueda de una mejor forma de vida. Pero lo más destacado de este uso del Tarot es que quien posee el conocimiento de esos mensajes puede ser su propio terapeuta.

Encarar el estudio del Tarot con el único propósito de utilizarlo con fines adivinatorios, es una mala decisión o, al menos, es desaprovechar un gran cúmulo de herramientas e información que él contiene, pues la mayor virtud del Tarot radica en su función orientadora. Él es un excelente medio de autoconocimiento, además de conocimiento del Universo, sin el cual sería imposible conocernos a nosotros mismos. En tal sentido, mejor que preguntar, por ejemplo: ¿Cuándo me voy a casar? Una consulta responsable y madura plantearía: ¿qué he estado haciendo para atraer parejas que no se comprometen?; o ¿qué debo hacer para encontrar un amor comprometido y estable hasta llegar al matrimonio?, o ¿qué debo cambiar en mi vida para alcanzar el amor verdadero?.

Cuando entendemos los arquetipos inconscientes y los reconocemos en los arcanos del Tarot, logramos también el entendimiento de los símbolos que representan aspectos sustantivos de nuestra vida y de nuestra evolución. El Tarot nos ayuda a constatar nuestros recursos para aprovechar conscientemente cada "escalón" de cada proceso. O mejor aún, nos permite visualizar lo que podríamos hacer (y quizá no nos hemos atrevido) para propiciar un cambio positivo, la superación personal y un exitoso cierre del ciclos indispensable para poder acceder a la siguiente etapa de nuestra vida.

Ha habido muchos escritores y psicólogos contemporáneos que se han interesado por el estudio del Tarot y se han inspirado en él. Los psicoanalistas han mirado con respeto los símbolos y su relación con las actividades subconscientes de la psique humana. Estudiosos e investigadores continúan escribiendo e investigando hoy día en este Mundo del Simbolismo tan completo.

Como armazón para su invento, los sabios escogieron el sistema simple de los números y las letras proporcionado por la Qabalah o Sabiduría Secreta de Israel. Para comprender completamente el Tarot y hacer mejor uso de él, es necesario entender la Qabalah. Pero tal preparación no es requisito para el estudiante que apenas inicia el estudio del Tarot. En una palabra, no cabe la menor duda de que quien inventó el Tarot conocía las religiones y las filosofías de la Antigüedad y expresó muchos de sus símbolos en las cartas. Reconociendo estas influencias (así como las del alfabeto hebreo, el simbolismo del color, la numerología y la astrología), podemos asegurar sin temor a equivocarnos que el Tarot constituye una expresión simbólica de la experiencia humana.



Los arquetipos femeninos y el Tarot


Cercano al universo de lo mágico y mirado con recelo por las religiones, este libro compuesto por 78 láminas dibujadas –que se presenta como mazo, porque antiguamente los libros tenían sus hojas sueltas y con dibujos, porque la mayoría de la gente no sabía leer– resume los principales arquetipos del ser humano, principalmente en lo que se conoce como los Arcanos Mayores: 22 cartas que reúnen la totalidad del contenido esotérico y que, miradas en orden, representan las fases de crecimiento (físico y psíquico) del devenir humano. Cada persona tiene, además, un arcano mayor que gravita e influencia en su vida, cálculo que se realiza a partir de la suma de la fecha de nacimiento.

Sobre su origen se tienen innumerables versiones, pero se consigna el Antiguo Egipto como la civilización desde donde surgieron algunas simbologías, especialmente las que conciernen a los Arcanos Mayores. Según la historia, ese conocimiento esotérico habría cruzado el Mediterráneo y establecido como oráculo en las primitivas culturas europeas. Sería durante la Edad Media en ese continente que se habrían estructurado las cartas como las conocemos en la actualidad, articulándose en torno a los elementos básicos –la tierra, el agua, el fuego y el aire– como las energías esenciales y fuente de las interpretaciones.




Dentro de este universo, el eje femenino-masculino determina todos los íconos y fuerzas del tarot. Vale la pena repasar los Arcanos Mayores femeninos, arquetipos que deconstruyen una mirada esotérica y milenaria sobre las mujeres.



La Sacerdotisa:

Arcano dos. Es el más antiguo de los personajes del tarot, vinculado a las mujeres de los pueblos originarios de Europa que profesan el culto a la Gran Diosa Madre. Relacionada con el yin o principio femenino, energía receptiva. Guardiana de la sabiduría oculta, algo fría. Sus valores son la cooperación y la solidaridad. Ligada al subconsciente, representa la verdad elemental y los procesos intuitivos. Autónoma y autosuficiente.



La Emperatriz:
Arcano tres. Así como algunas mujeres permanecían para el culto de la divinidad, otras se dedicaban al cultivo de la tierra. Este arcano se vincula a la fertilidad, la naturaleza, la maternidad y también la sensualidad. El arquetipo de la madre. Representa la ternura, la capacidad de criar, del afecto concreto. Vinculada a la comunicación y los procesos creativos. Es la representación de la pareja femenina; esta carta también alude al bienestar material, buenas relaciones de pareja, estabilidad y reconocimiento.




La Fuerza:
Arcano ocho. Aunque el nombre de esta carta es singular, su representación se construye de una mujer en actitud de dominio amoroso de un león; la verdadera fuerza radica en la multiciplidad. Energía femenina vinculada a la ternura y suavidad, y la masculina a la vitalidad y fiereza. Este arcano alude a los amores que se concretan y conjugan lo espiritual con lo carnal. También se refiere a las contradicciones y la capacidad del desarrollo interior. Llama a enfrentar los problemas y vaticina el éxito para quienes enfrentan la adversidad.




La Justicia:
Arcano once. El eje y el equilibrio. Este arcano representa el verdadero sustento de la autoridad, pues define, corta, decide y dispone. La Justicia del tarot no es ciega, recomienda ver la realidad, llama a tomar decisiones pendientes, pero también entrega la capacidad de hacerlo a través del conocimiento. También alude al rigor consigo mismo/a, al estoicismo, la modestia y la austeridad.

La Muerte:
Arcano trece. Carta que despierta temor y desconcierto, pero que alude a la necesidad de gestar, asumir y conducir el propio camino. Es la antesala a una nueva vida –que no significa la muerte física–, el partir de nuevo. Dice que es necesario hacer morir el pasado para vivir el futuro. Anuncia la transformación desde lo profundo del ser humano, lo que requiere valentía. Llama a aceptar el dolor que significa abandonar lo viejo, no sujetarse a los prejuicios, superar el ego. Cuando uno dice sí a la Muerte, dice sí a su propio desarrollo.



La Templanza:
Arcano catorce. Habla de resultados de un cambio y de asumir una nueva posición. Alude a la armonía entre lo interno y externo, el equilibrio real, sin importar que nadie lo entienda. Es un equilibro distinto, un desorden a los ojos cuadrados. También significa moderación y la capacidad de mezclar realidades. Esta carta también es portadora de mensajes y de protección divina. Alude a la salud psíquica y física.

La Estrella:
Arcano diecisiete. Esta carta habla del inconsciente, de la conexión con lo divino, con el cosmos, para las actividades en la tierra, en la vida diaria. Vinculada al arte, lo creativo y las comunicaciones, pero desde una propuesta innovadora y mística. Arcano de la sanación de procesos profundos, de crecimiento espiritual. Es una invitación a correr nuevos riesgos en la vida, especialmente después de experiencias fuertes.

La Luna:
Arcano dieciocho. Es la carta por excelencia de las energías femeninas. Vinculada a la intuición, los sueños. Llama a las mujeres y a los hombres a descubrir la profundidad de sus propias energías femeninas. Muestra, a veces, la cara oculta de la realidad, corre velos, también hace referencia a la necesidad de aprender a movernos entre la luz y la sombra. Es la conexión completa con las emociones, los recuerdos del pasado, la relación con la madre durante la infancia.

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