domingo, 12 de agosto de 2012

VOLVERNOS A HACER DE MADRES DE NOSOTRAS MISMAS: LA CURACIÓN DE NUESTRA RELACIÓN CON LAS MUJERES Y LO FEMENINO

"Toda madre contiene a su hija en sí misma y cada hija a su madre."
C.G. Jung

"Debemos estar dispuestas a sufrir a nuestras madres dentro de nosotras, a ver las raíces de su comportamiento en nuestro interior, y a transformarlas y perdonarlas en nosotras mismas. También tenemos que ser capaces de ver a través de nuestra herencia común de mujeres, encontrando dentro de nuestra madre interior las respuestas a la falta de poder, las perversiones del espíritu, y los potenciales desviados. No basta con volvernos conscientes de los efectos negativos de nuestras madres en nuestras vidas; es como si tuviéramos que llevar psicológicamente a nuestras madres dentro de nosotras, al igual que ellas nos llevaron un día físicamente."

Kathie Carlson - In her image




El Mundo-Madre es el reino de la vida que contiene a las mujeres y a lo Femenino. Para las mujeres, éste incluye nuestras madres, hijas y hermanas respectivas, y tal vez hoy día podamos añadir nuestro sentido de hermandad con todas las mujeres. En otro nivel, este reino contiene el arquetipo de la Madre, en su aspecto positivo (nutridor, protector y amoroso), y en su aspecto negativo (seductor, devorador y destructivo). El arquetipo de la Gran Madre también aparece como nuestro origen corporal, la tierra, y como nuestro origen espiritual, la Diosa Divina. (Para los hombres, el Mundo-Madre también incluye esposas y ánima, o elemento inconsciente femenino en la psique del varón, a veces llamada alma.)

Para las mujeres, el Mundo-Madre es el mundo del origen, la fuente del conocimiento de nuestras identidades, nuestros cuerpos y nuestros futuros. En una temprana época de la psicología profunda, Erich Neumann escribió que todos los egos eran masculinos por naturaleza,mientras que el inconsciente se consideraba femenino. Hoy día es ampliamente aceptado que los egos de las mujeres son femeninos, que son un legado de nuestras madres.

Por esta razón, solucionar nuestras relaciones con nuestras madres (tanto con la persona real como con las imágenes que hemos ido recolectando durante años) es un primer paso hacia la creación de nuestras identidades distintas e independientes como mujeres. Podemos empezar intentando hacer conscientes esos aspectos de nosotras mismas que hemos absorbido de nuestras madres sin saberlo. Éstos pueden incluir rasgos creativos y útiles, como el sentido artístico, el amor por los hijos, los negocios y la naturaleza. También pueden abarcar los "aspectos-sombra", que constituyen un exceso de equipaje del que es mejor deshacerse, como la dependencia de los hombres, la adicción a ciertas cosas, o un sentimiento de inseguridad. Tenemos que volvernos conscientes de estos aspectos que hemos rechazado de ellas, que no nos gustan y con los que hemos luchado por no tener, que han podido entrar inconscientemente en nosotras, porque probablemente continúan influenciándonos más allá de las fronteras de nuestra conciencia.

Éstos son los primeros pasos para hacernos de madres de nosotras mismas, separando nuestras propias identidades como distintas de las de nuestras madres y del arquetipo.

Sólo entonces podemos proporcionarnos, como adultas, las cualidades esenciales que nos han podido faltar cuando éramos niñas, y que nutrirán y sostendrán nuestra evolución. De esta manera, podemos aprender a honrar los legados del Mundo-Madre, escogiendo los que queremos heredar. Kathie Carlson lo escribe en su libro In Her Image, de la siguiente manera:


Al volvernos hacia nuestra madre interior, en lugar de intentar liberarnos de su posesión indeseada en nosotras, ponemos a nuestras madres en un contexto diferente, en nuestra propia totalidad. Nos convertimos así en sus matrices; de alguna manera, nos embarazamos de nuestras madres y portamos dentro de nosotras la posibilidad de su transformación y renacimiento.


Hay tantas maneras de volvernos a hacernos de madres como mujeres individuales existen. Ninguna fórmula conviene a todas. Podemos intentar encontrar una relación enriquecedora y creativa con una madre suplente, como una amiga, una consejera, una abuela o una psicoterapeuta; podemos unirnos a grupos de mujeres que están iniciando y guiando a otras mujeres para despertar la conciencia Femenina; y podemos utilizar la escritura, la pintura y la imaginación creativa para expresar las partes latentes de nosotras mismas, para hablar con las voces que normalmente son silenciadas.

Algunas de nosotras podemos desarrollar una relación más consciente y revitalizada con nuestras madres reales. Es muy posible que esto suceda después de haber realizado un cierto trabajo interno y de haber liberado intensos sentimientos de rabia y vergüenza.

También creo que nuestra actual fascinación generalizada por la ecología profunda, y nuestros esfuerzos para reconectar con la tierra y nuestras raíces en el mundo natural, son un reflejo de la necesidad de volvernos a alinear con el arquetipo de la Madre. Para algunas mujeres, trabajar con los arquetipos de la Diosa cumplen también este objetivo, al proporcionarnos una fuente femenina que es mucho más vasta que nuestras madres individuales.

En los ensayos de esta Segunda parte se pueden encontrar una magnífica recopilación de ideas inspiradoras y orientaciones prácticas. Lo mismo que Riane Eilser planteaba cuándo la cultura del mundo fue desviada de estar centrada alrededor de las mujeres para centrarse en los hombres, Emily Hancock se pregunta cuándo ocurre este desvío de la identidad de cada niña. Propone que, para completar nuestra integración del pasado, podemos recuperar la pequeña niña que estaba en nosotras, antes de que se alinease con las expectativas y proyecciones de los demás. Alimentando y fortaleciendo esta parte del ser femenino, podemos hacerle de madre y conducirla hacia la totalidad.



La vasta descripción de Marion Woodman de los arquetipos de la madre, la virgen y la anciana resume nuestra visión del Mundo-Madre interior. En opinión de la autora, hacerse de madre es una consecuencia que aporta sabiduría al alma- del difícil trabajo de diferenciación psicológica y despertar espiritual. Explica cómo la función de madre inconscien te puede dar paso a hacerse de madre conscientemente, que despierta la virgen, el símbolo de la totalidad espiritual que Woodman percibe actualmente en los sueños de la gente. Sigue después del nacimiento de la anciana consciente, la sabia que surge como resultado de una vida plenamente vivida y que ofrece amor sin ataduras.

Kathleen Riordan Speeth describe con palabras muy plásticas la Madonna con niño, la madre y la virgen en unión física y espiritual. Ella cierra esta parte con una imagen que es al mismo tiempo intimidante e inspiradora.


Introducción a la segunda parte del libro Ser Mujer, Marion Woodman y otros autores, edición a cargo de Connie Zweig.

Se puede leer aquí:


Ilustraciones:Alba Gioia http://www.albanogioia.com/

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