“El mundo de las madres sale de las brumas
cuando las mujeres se unen para poner sus mentes
en la sabiduría de su corazón y de sus vientres;
y así, se hacen mucho más grandes,
pudiendo recrear el gozo en si mismas
y derramarlo a todos los seres de la tierra,
porque en la vida el Todo es
mucho más grande que la suma de sus partes.”
Guadalupe Cuevas
El mundo gozoso de las madres no es mitología ni fantasía, es un período histórico documentado previo al patriarcado y al Cristianismo en que la sociedad se regía por otros valores. Cooperación frente a competencia, oxitocina frente a adrenalina, satisfacción frente a carencias, nanas en vez de llantos, conexión y respeto por la Tierra frente a conquista y lucha, culto a la energía femenina frente a su represión u ocultación.
Este texto es parte de la reflexión de Guadalupe Cuevas sobre una época más dichosa que puede regresar si las mujeres se reconcilian con su Naturaleza, el útero y lo que éste representa de dador de vida vuelven a tener mayor protagonismo y las madres colman de amor y bienestar a sus hijos para transformar así la sociedad.
Si pudiéramos imaginar un nuevo mundo de Avalon, donde se encuentra la “dicha” perdida y olvidada, donde todos los deseos de amor y de gozo se encuentran satisfechos, ese lugar podría parecerse al Mundo de las Madres, porque en ese lugar la vida estaría guiada y conducida por el “gozo de ser vida” y por el instinto de expandir cada vez más y más, sin límite, esa vida gozosa.
Según las investigaciones del pasado y según el hallazgo de yacimientos arqueológicos se está empezando a interpretar la historia desde una nueva perspectiva : en la “vieja Europa” existió en el neolítico (desde 10.000 a.c hasta el 3000 a.c) una estructura social anterior al patriarcado, basada en la cooperación y la ayuda mutua entre las personas, sin luchas, sin jerarquías, sin desigualdad de sexos y sin dominación.
Esta sociedad estaba sostenida por la sexualidad maternal basada en el gozo de crear vida, preservarla y cuidarla y para ello hacer que los seres vivos buscaran siempre la unidad. Hoy la biología nos demuestra también como el mundo celular está basado en la simbiosis, así cada célula busca siempre la asociación para seguir creando nuevas formas de vida en lugar de crecer individualmente aisladas de las demás.
Marioon Woodman, Casilda Rodrigáñez, Marija Gimbutas, Clarissa Pinkola Estés… cada una en sus diferentes campos, cada una en su diferente lenguaje encuentran “una salida” a este mundo patriarcal devastador, en esa energía femenina, salvaje, maternal, sin domesticar, misteriosa, gozosa, y sobre todo divinamente encarnada.
Aunque la verdad es que esta vitalidad rebosante está cuidadosamente escondida, para que nunca podamos sentirnos amados y por lo tanto ¡libres!. Ahora tal vez es el momento de recuperar el Mundo de las Madres, pero ¿dónde está ese mundo donde las madres son gozosas, deseantes, amantes de sus cuerpos, impulsoras de unidad, derramando hormonas de placer vital?
Como Avalon, se alejó entre las brumas, retirado en lo más profundo de nuestra biología celular, dormido, inconsciente, en ese lugar del cuerpo femenino que llamamos Útero, y este lugar de donde brotan las “aguas de la dicha” para toda la humanidad está abandonado y yermo porque la mente se ha separado de él.
Guadalupe Cuevas
martes, 17 de septiembre de 2013
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