martes, 6 de agosto de 2013

Las Mujeres, La Competencia y La Envidia: Por Qué Lo Hacemos y Cómo Detenerlo




Casi todas las revistas, películas, anuncios en el Internet y la televisión guiados a mujeres están diseñados para mostrarnos lo que nos hace falta. Ya sea conseguir un hombre, perder peso, vestir a la moda, cambiar de trabajo, embarazarnos, maquillarnos más, etc. Parece que siempre hay una voz o una imagen que nos dice que somos deficientes en algún aspecto de nuestras vidas. Como consecuencia, a menudo las mujeres vamos por la vida pensando que no damos la talla. Para empeorar el asunto vemos constantemente un desfile de mujeres hermosas y exitosas como muestra de lo que debemos tratar de alcanzar. De tal manera que si María perdió 60 libras bebiendo cierto producto, algo te pasa a ti que no has podido perder ni 10. Si Sharon puede ser madre soltera, propietaria de un condominio y tener éxito en el mundo corporativo, pues debes tener algún problema porque casi no te alcanza para el alquiler y tus hijos te están volviendo loca. Este bombardeo externo que resalta nuestros supuestos desperfectos femeninos puede ser tan poderoso que empezamos a creer que en verdad no damos la talla.

La mayoría de las mujeres confiesan que verdaderamente se sienten incapaces de hacer más o de lograr más. Estos sentimientos pueden conducir a una mujer por un camino de auto-derrota. Nunca ven lo mucho que han alcanzado y permanecen cegadas ante lo bueno que han hecho. Aquellas mujeres que sufren de etapas prolongadas de baja auto-estima son a menudo más propensas a quedar atrapadas en ciclos de derrota emocional. Desafortunadamente estas creencias destructivas también llevan a las mujeres a desarrollar actitudes tóxicas, en especial en sus relaciones con otras mujeres.


La competencia y la envidia entre mujeres siempre vienen como consecuencia de la baja autoestima provocada por la inseguridad de la auto-derrota emocional. La autora Lenora Tannenbaum en su libro Catfight Rivalries Among Women from Diets to Dating from the Boardroom to the Delivery Room (Las Peleas de Gatas y Rivalidades Entre Mujeres Desde La Dieta Hasta Las Citas Desde La Sala De Juntas Hasta La Sala De Partos), clasifica la competencia y la envidia como primas que tienen su raíz en la inequidad social y un sentir psicológico de incompatibilidad. Este sentir psicológico de incompatibilidad que describe Tannenbaum puede causar rivalidades y roces entre las mujeres que duran toda una vida. Tannenbaum define la envidia como “sentir que yo quiero lo que ella tiene” y la competencia como “sentir que quiero sobresalir más que ella”.

Las repercusiones de la competencia y la envidia pueden ser mortales para las relaciones entre mujeres. Estas dos manifestaciones tóxicas a menudo conducen a las mujeres a olvidar el valor de una buena amistad para convertirse en adversarias. Incapaces o inhábiles de lidiar con sus sentimientos de disconformidad, muchas mujeres inician una guerra en contra de otra mujer por lo que es, lo que tiene o lo que representa.


Un buen ejemplo de esto son los retos que enfrentan las mujeres en posiciones de liderazgo. Estas mujeres muchas veces son rebuznadas o ignoradas por las mujeres bajo su mando. Las mujeres en posiciones subordinadas a veces crean un ambiente en el que el trabajo en equipo es casi imposible. Estas mujeres tratan de justificar su conducta diciendo que la jefa es demasiado exigente y no simpatiza con ellas como mujeres, o que se cree superior. Sin embargo, estas mismas mujeres, al ser dirigidas por un hombre quien es quizás más exigente, completamente impasible y verdaderamente arrogante, logran trabajar bien. En estos casos esta sumisión al liderazgo masculino simplemente porque es hombre es también señal de disconformidad emocional. Las mujeres en posición de liderazgo o supervisión a menudo se quejan de lo mucho que cuesta obtener el respeto de de las mujeres que dirigen. Esta clase de insubordinación al liderazgo femenino ocurre en todas partes; en el mundo financiero, las corporaciones, en organizaciones sin fines de lucro, aun en las iglesias.


La envidia y la competencia entre mujeres pueden llegar tan lejos que provoca a las mujeres a denegar o rechazar la amistad de otras mujeres. La conducta típica es de ignorar a la mujer rechazada o actuar fríamente o hacer como si nada ha sucedido pero hablar pestes de ella en cuanto se descuida. Así es que el chisme se prolifera en los círculos femeninos. El chisme es mortal para las relaciones y también debilita el carácter y la credibilidad de los que lo practican habitualmente. Quizás el efecto más peligroso de la competencia y la envidia entre mujeres es que las relaciones dejan de ser genuinas y las mujeres desconfían de otras mujeres. De esta manera una puede pensar que es parte de un grupo de mujeres que la respetan y valoran pero en realidad a sus espaldas hablan de ella de maneras muy degradantes.




Aparte de la destrucción de relaciones y la incapacidad para cooperar unas con otras, el efecto más devastador de la envidia y la competencia entre mujeres es lo que hace a nivel personal. La competencia y la envidia profundizan nuestros sentimientos de disconformidad. Esto nos hace más inseguras, desconfiadas, resentidas y hasta agresivas. Si las mujeres en algún momento han de sanar necesitan buscar la manera de conciliar la verdad acerca de cómo han sido heridas por la competencia y la envidia y cómo ellas también han herido a otras mujeres. Cada una necesita poner de su parte. He aquí algunas verdades prácticas para empezar a romper el ciclo:

1. Valora tus ganancias y tus logros. Enfócate más en lo que ya has logrado en lugar de lo que no has logrado aún. Usa tus logros pasados como escalinatas hacia tus logros futuros.

2. Acepta a otras mujeres tal como son. Cada mujer es única y su historia personal impactará sus decisiones y acciones. Por lo tanto ella tiene sus propias ideas, su forma de hacer las cosas y su propio criterio. Aprende a respetar eso.

3. Acepta que hay y siempre habrán otras mujeres que te superan en muchos aspectos. Puede ser que tengan más talento, son más bonitas, son más amigables, más elocuentes… sea cual fuere el caso, deja de compararte con ellas. Lo que ellas tienen es de ellas. En su lugar, busca resaltar y mejorara tus propias fortalezas.

4. Evita hablar de otras mujeres en su ausencia. Si no puedes decírselo a la cara, probablemente no debes decirlo. Mantener una amistad siempre debe valer más que chismear o repetir palabras necias.

5. No seas hipócrita. Si sientes que fuiste herida, sé honesta. Busca una manera de confrontar personalmente a la mujer que te ofendió, haz una cita y habla con ella, llámala por teléfono, escríbele una carta. Dile exactamente cómo te sientes sin acusar ni recriminar. Después sé lo suficientemente mujer para perdonar, soltar y seguir adelante.




6. No incluyas a otros en tu guerra. Cualquiera que sea el asunto personal que tienes con otra mujer es entre tú y ella. No necesitas incluir un motín de mujeres para defenderte.

7. Enorgullécete de ti misma. No esperes que otros celebren tus logros. Es posible que nunca ocurra. Valídate a ti misma aprendiendo a celebrar cada ganancia. Te lo mereces.

8. Toma el tiempo para celebrar a otras mujeres, a pesar de todo. Las mujeres podemos reemplazar la competencia y la envidia con demostraciones genuinas de admiración por otras mujeres.

9. Respeta a todas las mujeres. Para obtener respeto, hay que dar respeto. Esta es también la manera de obtener respeto y amistad.

Copyright © 2009 por Norka Blackman-Richards / Traduccion por Dinorah Blackman de Williams
Norka Blackman-Richards,es la editora principal de 4 Real Women: The Magazine y Para Mujeres Reales: La Revista, dos comunidades cibernéticas para mujeres. Escritora, educadora, esposa de un ministro y conferencista internacional sobre temas relacionados con la mujer, Norka es tambien la fundadora y presidenta de 4 Real Women International, Inc. una organizacion internacional sin fines de lucro. Puedes contactarla enNorka@4realwomeninternational.org

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