martes, 25 de septiembre de 2018

Reconocer un Poder Superior o Sabiduría Interior como paso hacia la sanación - Christiane Northrup

“Existe una fuerza invisible, una dimensión espiritual, que nos guía como un progenitor amoroso guía a su hijo.”
Pythia Peay





“Nuestro cuerpo está impregnado y nutrido por una guía y energía espiritual. Tener fe y confianza en esta realidad es una parte importante de la creación de salud. Cuando la mujer tiene fe en algo superior a su intelecto o sus circunstancias presentes, está en contacto con su fuente interior de poder. Todas nosotras tenemos una chispa divina en nuestro interior. Somos intrínsecamente una parte de Dios, la Diosa o la Fuente. Jesús dijo que el reino de los cielos está dentro de nosotros; podemos hacer esta conexión espiritual mediante nuestra guía interior. No es necesario ir más lejos de nosotras mismas para encontrarlo. No es difícil aprender a conectar con nuestra sabiduría interior, con nuestra espiritualidad, pero nuestro intelecto y nuestro ego no pueden controlar ni la conexión ni los resultados. El primer paso es querer conectar con la guía divina. El segundo paso es liberarnos de nuestras expectativas de lo que va a ocurrir a continuación. El tercer paso es esperar una respuesta observando las pautas o formas de nuestra vida relacionadas con la intención inicial. Cada una de nosotras tiene a su disposición un ángel guardián para guiarla. Pero tenemos que pedir la orientación y estar receptivas para recibirla. Ver las pautas o formas que se conectan es una manera de con- templar la vida. Ese es el cambio de modelo del que ya he hablado. Comprender el cuadro completo significa no quedarse atascada en un determinado momento. Acceder a la orientación espiritual significa mirar la pauta de nuestra vida a lo largo del tiempo. David Spangler dijo: «Los sueños, los acontecimientos, un libro, las palabras de un amigo: todo eso podría ser una palabra de un ser angélico». Hace unos dos años, un viernes por la mañana estaba junto a mi cama preparándome para el día. Leí mis meditaciones favoritas que he escrito en una pequeña libreta de papel hecho a mano. Decidí decir en voz alta un párrafo tomado del libro The Game of Life and How to Play It, de Frances Scovell Shinn. Lo dije en voz alta y con sinceridad: «Espíritu infinito, dame una orientación clara, revélame mi autoexpresión perfecta. Muéstrame de qué talento voy a hacer uso ahora». Esa misma tarde me llamó por teléfono un conocido que es agente literario. «Creo que es hora de que escribas un libro», me dijo. Sólo fue mucho más tarde ese día cuando conecté esos dos episodios. A veces la orientación llega con facilidad y rapidez. Cuando eso ocurre, sin embargo, en ocasiones tenemos que ver más allá de esa parte del intelecto que nos dice que nos lo estamos inventando y que estamos locas por creer esas tonterías. Aunque cada persona forma parte de un todo más grande, también somos individuos. Esa parte única de ese todo que cada una encarna debe ser expresada plenamente para crear salud, felicidad y crecimiento interior, para nosotras y para los demás. La mejor manera de expresar esa parte divina de nosotras mismas es llegando a ser todo lo que somos. El propio cuerpo nos dirige hacia la expresión personal total haciéndonos saber qué encuentra agradable y «correcto» y qué no. La enfermedad suele ser una señal de que algo va descaminado de la finalidad de nuestra vida. Por eso el doctor Bernie Siegel dice: «La enfermedad es el botón de “reinicialización” de Dios». Muchos médicos están también abiertos a este ámbito de misterio, pero no se atreven a decir nada. Una intuitiva muy cualificada de Maine del sur me dijo una vez: «Algún día voy a dar un cóctel en mi casa e invitaré a todos los médicos de esta zona que vienen a verme para que les haga lecturas. Todos vais a estar en mi casa y os vais a sorprender de cuántos sois y de quiénes están». Cuando invitamos a lo sagrado a entrar en nuestra vida, pidiendo sinceramente orientación a nuestra sabiduría interior, nuestro poder superior o a Dios, invocamos un gran poder. Es algo que no se puede tomar a la ligera. El motivo de que las personas sean escépticas o se rían de esto es que tienen miedo. Cuando invitamos sinceramente a lo sagrado (guía o espíritu interior) a que nos ayude en la vida, le damos permiso para que cambie nuestra vida.
Es posible que comiencen a desintegrarse esos aspectos de nuestra vida que ya no sirven a nuestros propósitos superiores, y eso puede ser aterrador. Caroline Myss dice: «Acabar con un matrimonio o un trabajo es un día en la playa para un ángel». Creer en los ángeles o hacerse hacer la carta astral o una lectura intuitiva no excusa a nadie de trabajar en sanar y volverse íntegra. Ten presente que cualquier cosa se puede usar de forma adictiva, incluso la llamada «búsqueda espiritual»; demasiadas personas utilizan sus «prácticas espirituales» para evitar enfrentarse a los aspectos difíciles de su vida. Emplear cristales, la música de la Nueva Era y la astrología mientras te bebes medio litro de vino cada noche, no te va a servir para sanar; meditar fielmente dos veces al día mientras tu marido te golpea cada noche no te va a mantener sana. Toda la «espiritualidad» del mundo no te va a hacer el trabajo humano. Sólo cada persona individualmente puede tomar las medidas necesarias para arreglar su vida. Una de mis amigas de los Doce Pasos me dijo: «Dios mueve montañas; trae una pala». Para reconectar con su espiritualidad innata, muchas mujeres necesitan dejar atrás años de abuso religioso, sobre todo si han sido víctimas de sectas organizadas o religiones patriarcales. No es de extrañar que muchas estén furiosas con Dios y tengan dificultades para aceptar el concepto de un «poder superior» o «sabiduría interior», cuando Dios ha sido presentado como un ser vengativo y justiciero que está fuera del alcance de la comprensión y el conocimiento humanos. Algunas mujeres se quedan estancadas en una fase muy infantil en la que piensan: «Si existiera un Dios, jamás habría permitido que me ocurriera esto». Una de mis colegas dice: «Si hago de Dios algo separado de mí y exterior a mí, entonces tengo que acusar a Dios de castigarme cada vez que mi vida no va bien».

Todos somos seres espirituales. La conexión con el espíritu es una parte intrínseca del ser humano. Durante siglos, nuestra cultura ha tratado de dominar nuestra espiritualidad innata mediante la religión. Aunque algunas mujeres pueden acceder a su espiritualidad a través de las religiones organizadas, demasiadas religiones dependen de dogmas y normas estáticas que sirven para alejarnos de nuestra espiritualidad diaria. La espiritualidad fluye libremente y es siempre cambiante. Aunque está claro que en su nacimiento muchas religiones estaban basadas en las percepciones espirituales inmediatas y profundas de sus fundadores, en la actualidad la mayoría de ellas carecen de la flexibilidad y la constante evolución necesarias para estar de verdad conectadas espiritualmente. En parte como reacción a tantos años de religiones dominadas por los hombres, muchas mujeres se sienten atraídas hacia los diferentes aspectos de «la Gran Diosa». Como mujeres necesitamos «una imagen sexualmente afirmadora de poder y belleza como foco para la oración y la meditación», dice Patricia Reis. Habiendo interiorizado a un Dios masculino, las imágenes de la Diosa que están surgiendo representan un equilibrio muy necesario. Personalmente he descubierto que las cartas del tarot Motherpeace son un paso intermedio muy útil para conectar con mi guía interior. Este tarot lo constituyen 78 imagenes originales, creadas por Vicki Noble y Karen Vogel, e incorpora imágenes visuales tomadas de la mitología, el arte y la teología que se basan en la cultura de las mujeres a lo largo de la historia. Dado que son imágenes arquetípicas y tienen un simbolismo universal, reflejan en la conciencia nuestra estructura inconsciente. El libro de referencia y guía de las imágenes que acompaña a este tarot (Motherpeace: A Way to the Goddess Through Myth, Art and Tarot), presenta una gran cantidad de estudios eruditos que respaldan la sabiduría femenina. Cuando tengo dificultades para tomar una decisión o me encuentro ante un dilema que no tiene fácil respuesta, suelo extender ante mí las cartas de mi tarot Motherpeace. Después de calmarme, hago la pregunta: «¿Cuál es la mayor enseñanza que me ofrece esta situación?». Después, saco una carta.

Hace poco estaba tratando de decidir si hacer o no un vídeo sobre la salud de las mujeres que había proyectado con un productor de California cuya obra admiro y que deseaba crear algo conmigo. Una parte muy pequeña de mí vacilaba respecto a seguir adelante. Saqué una carta para que me guiara con toda claridad en ese asunto. Era el Hierofante, una carta en la que aparecen dos jovencitas arrodilladas ante una figura sacerdotal masculina, que lleva ropajes característicos de la Diosa. Esto simboliza la manera como el poder de las mujeres ha sido usurpado a lo largo de las edades por el sacerdocio masculino. Para mí, la carta significaba que o bien yo ponía al productor en un pedestal, o que producir ese vídeo podría ponerme a mí en un pedestal, como una autoridad para las demás mujeres. Dado que la esencia de mis enseñanzas es que cada una debe convertirse en su propia autoridad, sacar el Hierofante era una señal de cautela que me enviaba mi guía interior; me confirmó la sutil vacilación que ya sentía respecto a seguir adelante con el proyecto. Algún aspecto de mí o del proyecto tenía que cambiar para que yo pudiera seguir con él. Otra manera muy eficaz de ayudarse en las decisiones usando las cartas es escribir las opciones en papelitos, doblarlos y, después de un momento de meditación sobre el tema, colocar una carta sobre cada papelito. Esto sirve para apartar al intelecto del asunto y da más información. Mi madre es zahori y suele utilizar un péndulo para guiarse intuitivamente. La orientación espiritual se presenta en todas las formas, de modo que usa la forma que te dé mejores resultados. Al margen de lo que uno crea sobre la espiritualidad, es importante introducir un sentido de lo sagrado en la vida cotidiana. La espiritualidad impregna todo lo que hago. Mi espiritualidad no está reservada para días especiales como Navidad, ni la practico solamente en edificios especiales llamados iglesias, sinagogas o templos. Mi espiritualidad está en cada parte de mí. En cierto modo me siento parte de Dios/la Diosa/Todo lo que Existe, no separada de ello. Cuando lleno formularios para el seguro, estoy conectada con mi espiritualidad (a veces). Cuando estoy en el quirófano, estoy muy conectada con mi espiritualidad. Y estoy particularmente conectada con mi espiritualidad cuando ayudo a mujeres a abrirse a su sistema de guía interior. Esto se debe a que echar una mano a otra mujer para ayudarla a sanar y conectar con su espiritualidad también me ayuda a mí a sanar y conectar con la mía. Como muchas mujeres, siento una especial conexión espiritual con la naturaleza. Muchas personas encuentran paz y consuelo en un lugar especial, un lugar al que tal vez iban en su infancia para sentirse abrazadas por las propiedades sustentadoras de la naturaleza. Las mujeres suelen hablarme de árboles, rocas, colinas u otros lugares especiales que las conectan muy fuertemente con su espiritualidad. El tiempo pasado sola en un lugar natural suele activar la conexión con la propia espiritualidad. Una poderosa manera de sintonizar con el mundo natural es observar en qué fase está la Luna y ver si su ciclo produce algún efecto en nuestro cuerpo, nuestras emociones o nuestras percepciones.14 Observa el efecto que tienen en ti las estaciones. La llegada del otoño, ¿te despierta los sentidos y te encuentra preparada para nuevos comienzos? ¿O eso te ocurre en primavera? Descubre cuáles son los equinoccios y los solsticios. Durante siglos, la gente pensaba que en esas fechas tenían acceso a más poder espiritual. Todas las principales festividades religiosas se celebran alrededor de esas fechas. No tienes por qué estudiar nada, simplemente toma conciencia de la Luna y de los ritmos de la naturaleza. Yo vivo junto a una ría y disfruto mirando por la ventana los cambios de marea, sabiendo que están, como mi cuerpo, conectados con las fases de la Luna. Cuando era niña y adolescente, mi padre solía ir a la iglesia los domingos, porque le gustaba y su familia siempre había ido allí. Mi madre, por su parte, solía ir a pasear por el bosque. «Él tiene su iglesia y yo tengo la mía», decía. Cada mujer debe encontrar su centro espiritual y su guía interior propios. Y para cada mujer será diferente. Al margen de que creamos en los ángeles, en Dios, en Jesucristo, en el espíritu humano, en la Virgen, en el Gran Espíritu o en la Diosa Gaia, estar sintonizadas con nuestros recursos espirituales es una fuerza vital sanadora. Comprometernos a recordar nuestro yo espiritual y a recibir orientación para nuestra vida forma parte de la creación de salud.”





Christiane Northrup, fragmento de pasos para sanar / Paso 6: Reconocer un Poder Superior o Sabiduría Interior de “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer Una guía para la salud física y emocional”


Arte: Daria Hlazatova

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