Actualmente el Tarot es usado a partir de dos visiones diferentes y excluyentes: la visión adivinatoria o futurológica y la visión de auto-conocimiento. Mientras el Tarot Adivinatorio pretende conocer el futuro, el Tarot de auto-conocimiento busca la transformación del ser humano. Dentro de ésta visión tenemos varias líneas: Jodorowsky, Enrique Ezquenazi, Liz Greene, Zigler, etc. Yo sigo corriente desarrollada a partir de 1987 por Veet Pramad, llamada Tarot Terapéutico.
El Tarot Terapéutico tiene como objetivos sintonizar al individuo con su esencia e identificar y ayudar a resolver bloqueos, miedos y otros patrones de conducta que dificultan su realización integral. Coloca en el centro de la cuestión la auto-transformación del ser, es decir, trata de identificar los patrones de conducta, sistemas de creencias, bloqueos y miedos que tienen que ser disueltos y las actitudes a tomar para crecer.
Los Cinco principios del Tarot Terapéutico:
1. Nuestras vidas son el producto de nuestras decisiones y no de las circunstancias. Somos plenamente responsables por la vida que tenemos.
2. Tomamos nuestras decisiones a partir de nuestras creencias y patrones de conducta en ellas enraizados; por lo tanto, construimos nuestras vidas a partir de nuestras creencias.
3. El principal obstáculo para alcanzar la realización en cualquier aspecto de la vida somos nosotros mismos, es decir, nuestra resistencia a cambiar los patrones de pensamiento y conducta que no funcionan.
4. Atraemos lo que necesitamos para crecer y no lo que pensamos y menos lo que se nos antoja.
5. Cada uno de nosotros lleva dentro los potenciales necesarios para realizarse en todos los aspectos y ser feliz.
La visión adivinatoria y la terapéutica discrepan en cuatro cuestiones fundamentales:
1ª El individuo y sus circunstancias. El Tarot Adivinatorio pretende conocer hechos, el Tarot Terapéutico comprender los hechos que ya conocemos. El centro de la cuestión no está en los hechos y las circunstancias sino en el individuo que las vive.
2ª La cuestión del destino. Para quien hace futurología, el destino gobierna nuestras vidas: “Si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos” y el Tarot acaba siendo un intermediario entre ese todopoderoso destino y los simples mortales. Así, somos reducidos a espectadores de nuestras propias vidas, por no decir a pollos de granja.
Para el Tarot Terapéutico somos los “cocineros” de nuestro destino, continuamente lo estamos creando a partir de nuestras decisiones, acciones y omisiones y en cualquier momento tenemos la posibilidad de cambiarlo. Nuestra capacidad de crear nuestro futuro es proporcional a nuestra conciencia. El Tarot Terapéutico es una herramienta para cambiar el destino, pues nos ayuda a tomar conciencia de lo que realmente está dificultando nuestra realización y muestra qué actitudes necesitamos tomar si queremos liberarnos.
3. La cuestión de la responsabilidad. Para el Tarot adivinatorio el ser humano es un esclavo. ¿Qué libertad puede tener alguien cuya vida está amarrada al destino, hasta el punto de poder conocer su futuro? Libertad y responsabilidad caminan juntas. Si insistimos en mostrar a nuestros consultantes que sus vidas son el producto de extrañas, ajenas e imprevisibles fuerzas como el azar, destino, divina voluntad, o trabajos de magia estamos degradando los seres humanos a la categoría de irresponsables que nunca podrán liberarse por sí mismos. Y entonces llegan los salvadores...
Según la visión terapéutica somos totalmente responsables por la vida que llevamos. Parar de colocar la responsabilidad (o la culpa) de nuestra situación en los demás, en la pareja, los padres, el jefe, el gobierno, el destino... es el primer paso para cambiar. “La felicidad y la fortuna son cuestiones de elección y no de suerte”. Osho.
4. La cuestión del bien y del mal. El bien y el mal no son verdades absolutas. Lo que es bueno para una persona hoy, puede no serlo mañana. Lo que es bueno para mí, puede no serlo para usted. No existen enfermedades y si enfermos.
El Tarot Terapéutico no trabaja con el bien y el mal, sin embargo considera:
a.- que existe un aspecto nuestro, particularmente íntimo que no fue alcanzado por las manipulaciones y chantajes de la programación familiar, donde reposa la esencia del ser humano.
b.- que algunos aspectos de la programación familiar fueron negativos. Estas consideraciones son ajenas al Tarot adivinatorio que muchas veces toma prestados sus conceptos de bien y mal de las religiones oficiales, adoctrinando todavía más sus consultantes y dificultando que éstos sean ellos mismos.
En el Tarot tenemos tres grupos de cartas:
Los 22 Arcanos Mayores son representaciones simbólicas de los Arquetipos o Ideas Universales presentes en el inconsciente colectivo que cambian con la evolución de la humanidad. Representan también estados de conciencia y sus manifestaciones prácticas que van de la potencialidad absoluta del Loco hasta la realización plena del Universo.
Las 16 Figuras de la Corte dejan de ser personas, hombres y mujeres con determinadas características físicas o psíquicas que van a aparecer o desaparecer, trayendo alegrías o desgracias, para transformarse en 16 tipos de personalidad que, dependiendo de la posición en la cual aparecen, se manifiestan como actitudes diferentes, más neuróticas o más creativas.
Los 40 Arcanos Menores son expresiones de nuestra vida cotidiana en cuatro aspectos:
Los de Bastos o de Fuego muestran como el consultante expresa su energía, abarcando fundamentalmente el mundo profesional y las manifestaciones instintivas y creativas.
Los de Copas o de Agua, muestran diferentes estados emocionales.
Los de Espadas o de Aire, indican como está nuestra mente y cuales son sus mecanismos.
Finalmente los Discos (Oros, Pentagramas o Monedas) o de Tierra, hablan de nuestra relación con nuestro cuerpo físico y con el mundo material.
Observemos como se establece un paralelismo exacto entre la estructura del Tarot y la del ser humano que facilita la entrada en profundidad en los cantos oscuros de la psique.
“Sé conciente de tu herida. No la ayudes a crecer, deja que se cure; y se curará únicamente cuando vayas a las raíces.”
Osho
Recapitulando, el fin del Tarot es la orientación espiritual, ayudar al consultante en la búsqueda de su camino personal, entender cuáles son las raíces de los problemas que enfrenta para que pueda volver a fluir liberado de sus propios miedos y auto-restricciones. De esta forma animamos a la persona a desarrollar su máximo potencial, a salir adelante con una visión renovada y positiva.
El Tarot está interrelacionado con la astrología, la numerología, la cábala y los mitos antiguos. Esto, junto a la creatividad visual con que se agrupan los símbolos en cada carta, ayuda a un abordaje racional a la vez que intuitivo de interpretación de las imágenes. Es una herramienta excelente para lograr el auto-conocimiento así como la realización de nuestras metas personales.
miércoles, 3 de febrero de 2010
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