jueves, 2 de febrero de 2012

¿Quiénes eran las brujas?

Las brujas eran mujeres emancipadas, solteras generalmente, que vivían de la elaboración de remedios caseros. Hoy podrían compararse, salvando las distancias, con farmaceúticas, curanderas o incluso químicas. Eran mujeres de ciencia, que ponían en práctica conocimientos heredados sobre plantas medicinales o ungüentos caseros.



Eran mujeres de mucha reputación en las comunidades locales a las que se acudía asiduamente cuando la medicina oficial era incapaz de encontrar soluciones y que utilizaban las escobas únicamente para limpiar sus casas. También fueron condenadas y ejecutadas mujeres que, como Anna Goeldi, no tenían ninguna relación con la ciencia o la medicina, hablamos de una época en la que el adulterio era delito, así, se sospecha que muchas mujeres fueron acusadas de brujería por hombres casados que temían su confesión. Estas hechiceras conocían los secretos y problemas de todos sus vecinos, y la información, también en el año 1000, era poder.



Las brujas vivían al margen de todas las convenciones. Para empezar, eran mujeres independientes, algo por lo general inaceptable en una sociedad en la que cada mujer debía tener un marido y depender de este; no es de extrañar pues que en base a esta concepción que no admitía la soltería femenina, se las esposase a Satanás, al fin y al cabo, algún marido debían tener.

La principal acusación contra ellas era por lo tanto la demonolatría, concentrada en la clásica Malleus Maleficarum o Martillo de Brujas. Por otra parte, y en la misma línea transgresora, las brujas llevaban a cabo acciones poco ortodoxas.

Hans Baldung Grien: Witches. Woodcut 1508

Sus remedios y soluciones se saltaban los límites permitidos a la ciencia por aquel entonces.

Todo el mundo sospechaba que estas mujeres hacían cosas raras en sus casas pero todos acudían a ellas cuando la necesidad les apremiaba, aunque fuese a escondidas. En este contexto, las brujas vivían un contínuo amor-odio. Mientras la comunidad viviese tranquila, las brujas también lo estarían.

Pero sin embargo, cuando alguna desgracia se cernía sobre la localidad, ya fuese una epidemia, una plaga o cualquier otro grave contratiempo, los dedos de los vecinos apuntaban a la casa de la bruja, y así, aquel hombre que había acudido a la bruja para conseguir un remedio contra la impotencia, la mujer que buscaba un afrodisiaco o la madre preocupada por los problemas respiratorios de su hijo, eran los primeros en empuñar las antorchas.



Con la llegada del milenarismo las brujas estuvieron constantemente en el punto de mira, no era tiempo para andarse con rodeos, pero por aquel entonces la caza de brujas no estaba institucionalizada y se llevaba a cabo espontáneamente por las comunidades locales, por lo que es imposible conocer cuantas brujas fueron ejecutadas.

El año 1000 llegó y no pasó nada. Desde entonces, el milenarismo ha renacido para volver a morir en múltiples ocasiones, siendo las brujas siempre las principales afectadas, obligadas a ‘confesar’ bajo torturas reconocían el poder volar y el haber parido hijos de Satanás. Así ocurrió entre los siglos XVI y XVII en toda Europa.

Este grabado anónimo del siglo XVII muestra uno de los castigos que sufrían las brujas: nadar si era inocente, o ahogarse si se la consideraba culpable

Aunque la Inquisición se centró más en la persecución de herejes y falsos conversos, 59 mujeres fueron quemadas acusadas de brujería, 4 en Portugal y 36 en Italia pero solo en el Sacro Imperio Romano Germánico se llevaron a cabo más de 110.000 procesos y 60.000 ejecuciones ya de una forma institucionalizada dejándonos cierta documentación y literatura, como el Gründlicher Bericht escrito en el siglo XVI por el teólogo calvinista A. Praetorius en defensa de las brujas.

Ilustración de un juicio de Salem

Las más famosas fueron las de Salem cuando la fiebre de la brujería cruzó el Atlántico para llegar a América. Los juicios de Salem por brujería aluden a un famoso episodio del período de colonización de los Estados Unidos en 1692 en la de Salem (actual estado de Massachusetts), en el que, como efecto colateral de luchas internas de las familias coloniales y fanatismos puritanos revestidos de paranoia, fueron condenadas a muerte 25 personas acusadas de brujería, en su mayoría mujeres, y se encarceló a un número mucho mayor. El número de acusados por brujería en estos juicios pudo fluctuar de entre 150 y 200 e incluso un número mucho mayor si se consideran los casos de aprisionamiento.

Una de las brujas de Salem

Muchas teorías han intentado explicar por qué la comunidad de Salem explotó en ese delirio de brujas y perturbaciones demoníacas. La más difundida insiste en afirmar que los puritanos, que gobernaban la colonia de la bahía de Massachusetts prácticamente sin control real desde 1630 hasta la promulgación de la Carta Magna en 1692, atravesaban un período de alucinaciones masivas e histeria provocadas por la religión. La mayoría de los historiadores modernos encuentran esta explicación cuando menos "simplista". Fueron ahorcadas, que era la pena que las comunidades protestantes y calvinistas solían dictar para los casos de hechicería.


1876. Ilustración de la sala del tribunal, la figura central es usualmente identificada como Mary Walcott

La última ejecución de brujería sucedió en Suiza en 1782. En 2011 se produjo la reivindicación de la figura de Anna Goeldi, la última bruja. El parlamento del Canton suizo de Glarus resolvió absolver a Goeldi como víctima de "asesinato judicial". Actualmente hay un museo dedicado a ella en el que existe la siguiente frase:

“Fuimos los últimos en Europa en ejecutar a una mujer por brujería. Es una mancha en nuestra historia. Debemos hacer algo para borrar esa mancha."

Anna Goeldi Museum,Mollis - Suiza

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