sábado, 25 de junio de 2016

"Por suerte, existe Courtney Love..." por Virginie Despentes


"No fue una decisión consciente. Más bien fue una estrategia de supervivencia social. Limitar los movimientos físicamente, preferir los gestos suaves.
Ralentizar la dicción. Privilegiar aquello que no da miedo. Volverme rubia. Arreglarme los dientes.
Emparejarme con un hombre mayor que yo, más rico y más famoso. Querer tener un hijo. Hacer lo que hacen los demás.
Después del escándalo de la película.
Fundirme un poco en su decorado. Dar tiempo al tiempo. Dejar de beber. Tanto por preservar mi look como por evitar
la desinhibición del alcohol. Y los comportamientos viriles que vienen con él: acostarse con cualquiera, intimar con el prójimo, hacer ruido, reírse demasiado. Volví a mi categoría, tal y
como la entendía mi nuevo ambiente.
Vestirse de rosa, y llevar pulseras brillantes. Hice cuanto pude para pasar desapercibida… Pero no fue neutro. Fue un debilitamiento consentido.
Por suerte, existe Cortney Love, en concreto, y el punk-rock en general. Una tendencia a amar el conflicto. Intento recuperar la salud mental bajo mi sombra de rubia. El monstruo que habita
en mí no se rinde. Mi novio me planta, no tengo hijos.
El día de mi 35 cumpleaños es la muerte. Sin saber siquiera si todavía tenía algo que demostrarle al mundo, que soy una mujer como cualquier otra, con todas las veces que me han repetido
«usted odia a los hombres», yo me había empeñado en demostrar lo contrario.
Qué idea tan absurda. Intentar probar que soy una mujer amable. Que incluso tiene hijos. Como lo prescribe la prensa. Pero cada uno lleva la vida que debe llevar, y todo eso no funciona en mi
caso. No soy dulce no soy amable no soy una pija. Tengo subidones de hormonas que me causan estallidos de
agresividad. Si no viniera del punk-rock me avergonzaría de lo que soy. Incapaz de adaptarme hasta ese punto. Pero vengo del punk-rock y estoy orgullosa de no lograrlo."

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